domingo, 23 de agosto de 2015

Un relato hecho con el corazón y la memoria de mi abuelo "Samuel" , un hombre duro, sensible y comprometido



  EL LEGADO DE MI ABUELO

En el camino se verá... decía mi abuelo
caminando al monte. Mis amigos, poco
acostumbrados al cerro, sudaban la gota gorda
bajo el peso de sus mochilas modernas y
luminosas, cargadas de comida, ropa, dulces y
muchas cosas de más…

Esos paseos eran sublimes, cada diciembre al
terminar el año escolar, nos allegábamos a su casa
y planeábamos la subida al cerro. Mientras
nosotros llenábamos una lista de lo que llevaríamos
para 2 semanas. El sonreía y nos esperaba con
paciencia hasta el día que cargados y ansiosos
aceptaba que lo separáramos de sus abejas y con
alegría nos mostrara el camino.

El cargaba su saco mágico amarrado a la cintura y
donde solo cabía un saco de harina tostada y un
tarro de miel. Su paso acampechado no dejaba
tiempo al descanso ni a las quejas y así después
de horas de seguir su huella, nos estaba esperando
con una cazuela de pajaritos, papas y cebollas que
había cazado y recogido mientras le dábamos
caza.

Cada noche, cansados y arropados en nuestros
sacos de plumas, le decíamos adiós al abuelo,
quién sentado y tapado solo con su manta nos
cuidaba bajo las estrellas.

Esas excursiones fueron nuestra mejor escuela,
con el aprendimos del esfuerzo y la sencillez y así
fue que cada verano llegábamos con una carga
más liviana y simple. Donde cabe lo necesario para
subsistir, el resto lo da la vida… ya que en el
camino se arregla la carga.


2 comentarios:

  1. Comparto algunos recuerdos de esas excursiones al cerro de Mostazal...la escopeta por cargar (como la de don Ambrosio), los cigarrillos de té, mi viaje mágico de Romilares y anfetas, buscando en el cielo y en el arroyo, la felicidad de los 16....regreso en tren a Rancagua, aun alucinando pero feliz de la amistad compartida...

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